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  1. City 2

    martes, 16 de agosto de 2011

    De nuevo, me embriagan los pétreos olores de la carretera, el chirriar de los neumáticos, los resoplidos de los sistemas hidráulicos de los autobuses, quejándose de la rutina, el sol reflejándose en los cristales de las casas, de los coches, de las gafas de los transeúntes y aspirar ese aroma de vida en movimiento.

    Ver mis pies andando, uno tras otro, persiguiendose y adelantándose en cada paso, las manos en los bolsillos, la mirada paseando por cada balcón, cada coche, cada escaparate, cada persona,  dejar la mente fluir mientras que dejo activado el piloto automático, que evita el tráfico de la gente, cambia de acera, de calle, con total autonomía y ninguna conciencia de ello.

    Pienso en cada persona que me rodea, los que conozco y los que no, y de repente me siento como una pequeña burbuja mental, ajeno al mundo observando todo con ojo atento, y miro sus rostros, estudio cada milímetro de sus facciones, analizando como se expresan a la vez que examino lo que dicen, intentando adentrarme en sus mentes, descubrir qué los mueve, qué tipo de pasado habrán tenido para ser como son.

    Siento verdadero interés por cómo piensan, cómo ven el mundo, con qué pensamientos se levantan de la cama, qué preocupaciones les rondan la cabeza, me resultan graciosas y curiosas sus manías, sus costumbres, y siento unas ganas irrefrenables de conocer a la persona mejor aún si tiene algún tipo de barrera exterior, alguna cosa misteriosa, alguna incógnita...

    Aprendo por experiencia ajena, quizás sea eso la causa de mi insaciable sed de personas, de conocer más y más de ellas, quizás sea por inseguridad, de sentirme conocido, quizás por mera generosidad de ayudar con sus problemas, quizás la eterna infantil búsqueda del amigo perfecto, de la chica perfecta, quizás no tenga razón de ser, a secas, quién sabe...

    Pero soy una esponja de recuerdos, tanto los míos como los de los demás, aprendo de los míos y de los ajenos, pero si me acuerdo de los ajenos es para advertirles sobre futuras veces que vayan a cometer algun error, soy una especie de angel de la guarda si lo miro asi (sólo si lo miro asi), y me dicen que soy diferente, que soy raro.

    Raro, curiosa palabra, y peligrosa, porque es muy relativa, depende de lo que se considere normal, una cosa es rara o no, y una cosa es salirse de lo común y otra es ser raro. Personalmente, veo en la palabra raro cierto retintín despectivo, y bueno, si es verdad que la gente no lo dice con esa intención, no puedo evitar pensarlo.

    Salirse de lo común es lo que todos buscan, unos se pasan de la raya, otros acaban sucumbiendo a la atracción de la sociedad y sus modas, otros lo hacen, otros creen que lo hacen, y curiosamente, si alguien decide no salirse de lo común, ya lo ha hecho, porque lo común hoy día es no decidir nada, irónicamente.

    ¿Qué me considero yo? no soy nadie para hablar de mí, que opinen los demás. La mayoría de las veces las preguntas más importantes son el Cómo, el Qué, y el Por qué, pero muchos se olvidan el Para qué, esa pregunta explica la causa a partir de la deseada consecuencia, por eso nunca me pregunto directamente el pasado de una persona, si no el efecto que intenta provocar en las personas para saber a dónde quiere llegar, y así saber de qué huye, y el cómo lo hace se averigua observando. 3 en 1 lo llaman en las ferreterías, yo lo llamo Psicología.

    Aplicable a diversos aspectos, me gusta aplicarlo a ámbitos del día a día, adivinar lo que alguien piensa para sacarle una sonrisa, ponerme en el lugar del otro para evitar discusiones innecesarias, evaluar el nivel de humanidad o compasión que tiene una persona para saber qué errores me puedo permitir y cuáles no, para ir con más tranquilidad por la vida, saber qué reacciones provocare con mis acciones, y así hacerlas o no hacerlas, pero como siempre, la mente de los seres humanos me sorprende constantemente, reacciones inesperadas a acciones que según mi criterio no tenían peligro ninguno, respuestas sorprendentes, causas remotas a algo que jamás hubiera imaginado en un principio...

    Y es que cuando empiezo a creer que comprendo a las personas, me sorprenden de nuevo con algún individuo suelto que no se ajusta a las inestables y temblorosas normas "universales" que intento aplicar a la gente para su mejor entendimiento.

    Pero bueno, escogí conocer a los demás para predecirme a mi mismo, así que imagino que no me debería sorprender el ser sorprendido, al fin y al cabo, me reflejo en los ojos de los demás como el sol en los rincones de la ciudad

  2. 1 chuminadas:

    1. Anónimo dijo...

      Idem.

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