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  1. Minihistorias

    viernes, 23 de diciembre de 2011

    La Historia. Cosas que marcaron la dirección de la humanidad, inventos, descubrimientos, guerras, alianzas...¿sólo eso?.

    Hubo formas de ser que cambiaron la mentalidad, videojuegos que marcaron infancias, frases que lideraron generaciones, no sólo son las cosas impresionantes son las importantes. De hecho, me parecen mucho más interesantes las minihistorias.

    Tú tienes una historia, y no sólo una, tienes muchas, tu imaginación es una fábrica constante de ellas, ni tú mismo me sabrías decir la cantidad de pelis que te has montado en tu cabeza, y no has escrito (de las porno poco se puede escribir, lo sé). O profundicemos más, piensa en simplemente tus zapatos. La de suelos que han pisado, la de lluvia que ha caído sobre ellos, la de patadas que han dado, las canciones que han bailado...

    Tu móvil. Te conoce mejor que tu madre. Ha oído todas tus conversaciones, rumores, secretos, discusiones, risas, felicitaciones, silencios, silencios tensos, silencios tiernos, silencios que lo dicen todo, palabras que no dicen nada. Tu peluche de la infancia. Si hablara probablemente te recordara todos esos problemas que tuviste de pequeño y lloraste junto a él, y te ayudaría al decirte que la solución de tu problema es la misma que la que cuando lo tuviste de niño.

    Tu cartera. ¿Te haces una idea de la de manos que han tocado el dinero que llevas en ella?. ¿Y en qué situación?. Lo mismo ese billete de 5€ con el que has pagado el pan en el supermercado pasó por el tanga de una stripper, o fue robado en un atraco, o quizás compró algún medicamento que salvó una vida.

    Algo más cercano, tus manos. Más de uno ya se ha reído al pensar lo que sus manos puedan contar de él, pero pensad que han hecho grandes cosas, han acariciado, consolado, creado, destruido, tecleado sentimientos, saludado, despedido, untado de nata la nariz de algún/a cumpleañero/a, escrito exámenes, cartas, te han rascado cuando más lo necesitabas, y como tú, también han desistido con algunos "abrefáciles".

    Párate a observar a tu alrededor y piensa en que, al igual que tú, las cosas tienen su historia particular, muchas cosas que contar, quizás más interesantes que las tuyas, y por tanto, quizás merezcan más que tú la capacidad para hablar. Un simple guijarro ha vivido más que tú, sabe cómo son las cosas, y si tuviera inteligencia, probablemente fuera de los seres más sabios del planeta.

    Porque todo esto te hace pensar : si mi cartera tiene más cosas que contar que yo, ¿de qué manera vivo?. Si mi boli se dedicó a lo que estaba destinado hasta que se agotó, ¿de qué manera me dedico a lo que quiero?. Si mi propio peluche ha hecho más de psicólogo que yo, ¿de qué manera estoy ayudando a la gente?. Hasta mi propio pijama duerme y vive más y mejor que yo.

    Conclusión : hacer mi historia de tal manera que alguien, si la leyera, se divirtiera, se entristeciera, viajara, sintiera, y aprendiera. Que la leyera, y llegara a la misma conclusión que yo, que la vida no es sino unas horas en la que escribir el mejor guión de película jamás visto, y que fuera tan buena, que pudieras verla y volver a verla, sin dejar de sorprenderte.

    Vive más, vive mejor, vive intensamente, búscate a los mejores personajes, o déjate encontrar por ellos, coge aire, haz tus maletas, átate bien los cordones de los zapatos, coge aire profundamente y... Luces, Cámara, Acción!

  2. Fríos relojes

    sábado, 17 de diciembre de 2011

    Tic...Tac...Tic...Tac. Imparable, inexorable. Tic....Tac...Tic...¿Tac?. Tú mismo lo completas mentalmente, está en tí, interno, tú mismo te sabes el ritmo de memoria, tú mismo te despiertas sin querer 2 min antes que el despertador, tienes un reloj dentro, no puedes negarlo.

    Engranajes mentales giran sin cesar en tu interior, silenciosos, callados, quizás conocedores de una enorme verdad que quizás te haga daño, por eso callan. Todo lo que ves, como en un videojuego, se proyecta en tu cerebro a cierta velocidad, en fotogramas por segundo, regidos por la velocidad del mundo, no puedes ver más rápido que lo que observas, ¿ o si?. Oyes, sientes, ves y hueles a la velocidad del mundo, es lo que te mantiene unido a él. Incluso tus pensamientos se ordenan en tu historial interno por fechas, y se sobreescriben conforme creces, ¿o piensas igual ahora que cuando eras bebé?.

    Tiempo. Impersonal, inmaterial, frío, silencioso, invencible, culpable y observador de tanto nuestros malos como buenos momentos. Es él que comparte una ínfima parte de su eternidad para hacernos felices. ¿Quedará todo guardado en alguna parte?. ¿En algún archivo cósmico, en algún código material, aparte de nuestra propia mente?. Que más da. ¿Somos tan importantes o interesantes como para que alguien quisiera ver nuestra película?.

    Un pequeño destello en la gran oscuridad, o un conjunto de ellos. Somos una pequeña bengala en la gran cueva del universo, luminosa, intensa, de colores, viva, ¿pero de qué sirve?. Se agota. ¿Alguien la ve?.

    ¿Porqué existe el tiempo?, ¿qué harías su pudieses controlarlo?. Lo usarías para cambiar los sucesos, porque al fin y al cabo, el tiempo es el dueño de todo, pero, ¿tu forma de manejar el tiempo es mejor que la habitual?, ¿tan sabio te crees?. Lo que parece muy malo en un momento puede ser bueno tras un tiempo, ya lo sabes. Existe el bien y el mal, pero en nuestro pensamiento. Al tiempo le da igual.

    Cuesta imaginarse que haya algo más allá del tiempo, incluso lo que parece invariable, eterno, quizás no lo sea. El propio concepto de tiempo es una contradicción, ¿quién fue el que lo puso en marcha?, ¿quién decidió que fuera invariable?, ¿él mismo?.

    Quizás el tiempo lo pusimos nosotros a causa de una necesidad de ordenar las cosas, de dar una razón a el porqué los hechos no pueden deshacerse. Pero es algo demasiado grande para una mente humana, es la eterna duda, ¿ es algo creado tan simple que al intentar bsucarle la esencia nos perdemos?, ¿o es algo que percibimos, y al ser algo fuera de nuestro alcance, nos perdemos?.

    El frío sonido del reloj te encierra en una jaula de cristal armoniosa y con ecos. Disfruta, te dice. Estoy encerrado, contestas. ¿De qué te sirve escapar?, pregunta. Silencio. Las manecillas del reloj a las 2 menos diez esbozan una sonrisa fría, pero sabia.

  3. Carta a mí mismo

    martes, 6 de diciembre de 2011

    Querido yo:

    Antes que nada, un cordial saludo de tu yo de hoy, que no el de ayer. Que sepas que te tengo en mucha estima, hemos trabajado juntos mucho tiempo, y si bien hemos tenido nuestros roces, es más que cierto que formamos un gran equipo, quizás el mejor.

    Hemos crecido juntos, hemos pasado todo lo bueno y lo malo juntos, y hemos peleado por estar donde estamos. Por esa misma razón, no quiero que te distraigas ahora, que no pierdas la perspectiva, sigas siendo como eres, no te dejes llevar por los días malos, y ante todo, jamás te dejes de lado a ti mismo.

    Me explico: quizás hayas notado cambios en tí durante las últimas semanas, que hayas estado un poco alicaído, y he decirte que lo siento, es culpa mía, me he centrado en lo que no debía, y he descuidado muchas cosas que eran pilares en nuestra vida. Aunque sé que no es excusa, estoy viviendo intensos cambios en mi modo de vida, compañías, lugar de vivienda, físico, ritmo de vida...y aún ando haciendo ajustes para poder seguir haciendo lo que me gusta, pero adaptado a mi nueva vida.

    Quizás tengas que estudiar más, torturar tu cuerpo, soportar algunos comportamientos que en otras situaciones no tolerarías, sacrificar gran parte de tu tiempo, y quizás algo más que tiempo, hacer frente a los problemas a distancia, cosa que no solías hacer, administrarte tú tus propias cosas, y escribir con menos frecuencia. Quizás notes también una notable bajada de conversación y contacto femenino, no te preocupes, espero que sea sólo temporal.

    Tanto tú como yo sabemos que tenemos mucha capacidad, la vida y nosotros mismos nos hemos entrenado para tener una importante reserva de energía, paciencia, y vitalidad en caso de emergencia. He visto que ante el agobio, has agotado tus reservas, y he de decirte que es ahí donde te has equivocado. Antes de sacar el paracaídas, intenta no caerte. Quiero decir, hazte a la idea de tu nueva vida, si hay algo que no te guste, piensa que averiguarás la forma de encontrarle el gustillo, o de salvarlo sin tanta amargura.

    Sé que te encanta tu independencia, es algo que tenemos en común, pero que a la vez ansías una estabilidad que tu nueva vida no te da. Yo, como ya sabes, también lo deseo, pero sabes de sobra que nos encanta un poco el caos, el desenfreno, y tener las cosas sin decidir. Aprovéchalo.

    Tienes amigos y compañeros que estan en tu misma situacion, aprovéchalo, tienes dinero para gastar y equivocarte, aprovéchalo, y tienes un futuro brillante y bien chulo, aprovéchalo.

    No te vengas abajo por un repentino sentimiento de soledad, sé que nunca has sido de unirte demasiado a las personas, quizás en contados casos, pero oye, abre esos ojos verdes que tienes y mira alrededor, imbécil. Tienes a 60 personas que comparten mucho contigo, y han demostrado sacrificarse por ti, y saber escuchar, bailar y beber contigo. La pergunta es : ¿a qué esperas?. Esas personas te acompañarán prácticamente toda tu vida, y has tenido la suerte de vivir con ellos, caerles bien y conocerlos muy bien. Al igual que tú has estado ahí cuando te han necesitado, no tengas miedo a apoyarte en ellos cuando te encuentres mal. Ahí eres muy orgulloso, crees poder superarlo todo sólo, y si bien puedes y sabes, también sabes de sobra que es más facil en compañía, no te dé vergüenza pedir que te saquen a la calle si te ven triste, no te van a apuñalar por la espalda ni abandonarte, lo sabes de sobra.

    Respecto al apartado tías, estamos de acuerdo en que es complicado. Estamos en el culo del mundo, y en el culo del mundo, en el grano más alejado de él. Crees que es imposible tener novia fuera, dentro, en otra dimensión, o donde sea. Pero oye, sabes de sobra que a ellas no se las busca, te encuentran, y con suerte, la que te encuentra es buena chica, y es entonces cuando sabrás si te resulta tan imposible sufrir un poco por alguien. Y si está buena, mejor. Además, tú al principio ve a lo loco, hay muchas mujeres, puedes hacer un poco de Asesor de Decoración de Interiores de Piso (ADIP) mientras tanto, qué coño, estás en la mejor edad, tienes tus puntos fuertes, es tan sólo perder la poquísima vergüenza que aún te queda.

    Y poco más que decirte, la verdad, tan sólo te escribía porque parece que no te das cuenta de algunas cosas, o si lo haces, pasas de ellas. Y eso está mal. Así que más te vale espabilar, chaval, el mundo no se va a mover hacia donde andes, tendrás que volar más rápido que él para ir a donde quieres de verdad. Pero para eso aún queda un poco...

    Con cariño, de tu yo de hoy, que no el de mañana.

  4. Kart

    domingo, 4 de diciembre de 2011

    Olor a gasoil, a carretera mojada. Sensación de frío y humedad, sangre caliente bajo la ropa. Variedad de pensamientos, de sensaciones, bajo el casco, encerradas en una firme mirada concentrada en un sólo punto, sin parpadear. Las gotas de agua caen sobre el frío metal del chasis, y resbalan sobre las ruedas que esperan impacientemente, en tensión, aguantando el aire en su interior como la respiracion del piloto.

    Por un instante, todo en aquel lugar está pendiente de un mínimo movimiento, de que un brazo baje rápidamente, para dar rienda suelta a aquel silencio tan denso que se podría cortar y servir en lonchas.

    Una firme bajada de brazo, es el detonante de la bomba, la rabia y la adrenalina explotan al mismo ritmo que el carburante y el combustible del motor que gobiernan, y se inicia la encarnizada lucha por el primer puesto.

    Los charcos parecían encoger del temor antes de ser arrollados por una rápida máquina gobernada por uan fría mente, que con decisión cogía las curvas rozando el piano interior como si de la cintura de una mujer se tratara, movimientos suaves pero firmes.

    El traqueteo del coche, hacía que pareciera que el cielo vibrara con energía, pero la pista seguía ahí, inmutable, esperando ser vencida, casi riéndose con osadía cuando un piloto trompeaba en una curva cerrada.

    De cuando en cuando, tenían lugar impresionantes duelos entre pilotos, que al instante se olvidaban de su trazada habitual, y obligaban a la pista a dejarse recorrer en el camino que les permitiera adelantar a su rival de forma limpia o no tan limpia.

    La tierra y la hierba recibían con su suavidad al piloto vencido, el cual, con la ira del derrotado, contestaba con un rabioso acelerón para retornar a la pista y recobrar su puesto.

    Al final de la carrera, cada piloto se había adecuado a su máquina, y el calor de la competición había fundido sus esencias, un ente de carne, caucho, y metal. La bandera a cuadros blanca y negra parecía una línea de corte entre una dimensión y otra, tras pasarla, los pilotos recobraban poco a poco su visión general, su ritmo cardíaco se relajaba, los manos no agarraban con tanta fuerza los volantes, y la espalda dejaba de ser parte del respaldo, volvían a ser normales, saludaban a sus contrincantes con camaradería y simpatía, y se levantaban para comer algo y comentar los detalles y tiempos de la carrera del día.

    Y mientras tanto, su coche seguía en su garaje, hambriento de gasolina, y su metálica frialdad dispuesta a servir de nuevo para cuando se le necesitara. Algo similar le pasaba al piloto, sentía un deseo interno de volver a patinar sobre la pista, bailar con las curvas, e hipnotizarla con un juego de pies sobre los pedales que él conocía muy bien. La pista era su segunda casa, los neumáticos su segundo par de zapatillas y la gasolina tan sólo una bebida isotónica con la que correr mejor.