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  1. Café Latte

    viernes, 4 de noviembre de 2011

    Y de nuevo, sentía el duro contacto de mi cazadora de cuero, que si bien estaba fría, tuvo el detalle de recordar la posicion de mi cuerpo al volvérmela a poner tras tanto tiempo. Me divirtió ver a una niña que estaba sentada en la fila de asientos de enfrente mirarme con un poco de miedo, por mis pintas, pero sonreir tras guiñarle un ojo, tras lo cual sacudió el brazo de su madre, la cual no quitó su cara de desconfianza.

    Me resultó interesante ese acto de desconfianza ante lo extraño, y para variar, maté el tiempo de espera en el aeropuerto pensando y pensando. ¿Por qué tenemos miedo a lo desconocido?. Esa frase se hizo después de que naciera Hollywood, pensadlo, ese "desconocido" ahora mismo son los hechos paranormales, tan explotados y conocidos como cualquier cantante de exito. Si no supieramos de la existencia de brujas, fantasmas, zombies, poltergeist, lo que primero haríamos ante una cosa que se mueve sola es pararla y mirar si hay hilos, y si no los hubiera, meter esa cosa en una caja y buscar en google alguna explicacion cientifica, pero todo ello sin miedo, tan solo extrañeza y curiosidad.

    El miedo se presenta sólo ante el conocimiento de un suceso que sabemos malo o perjudicial y que va a ocurrir en un periodo de tiempo determinado. Alguien dijo una vez : si hay algo peor que morir, es saber que vas a morir.

    Y cuestionando hechos y conceptos, de la ética, historia y conducta humanas, de nuestra Configuración predeterminada de Ideas, me encontré también alfombras tapando agujeros.

    El Bien. Ese gran concepto, hecho casi deidad por Platón, hecho herramienta por la religión de algo aún mas superior, siempre ha estado en un pedestal sin tocarlo, sin atreverse a cuestionarlo, pero en realidad, la pregunta no es "¿qué es el Bien?", si no "¿por qué existe el Bien?". El Bien es una invención del hombre, o quizás no, puesto que cualquier persona sabe si matar a una persona así, a secas, sin motivos ni razones, y sin causa aparente, no está bien. Puede ser perfectamente que para asegurar la paz mundial, establecer un objetivo para la humanidad, una forma de vida, se inventara la moral, y sus normas intuitivas, que no es natural, puesto que hay personas que aparentan no tener moral ninguna.

    Si el Bien fuera invención del hombre, sólo seriviría para clasificar los actos de una especie que puede elegir lo que hace, por lo que los animales no entrarían en el ámbito de la ética, al no tener margen de libertad suficiente para ello. Pero poneros a pensar : si en el mundo no hubiese humanos, seguiría estando la armonía de la naturaleza, la cual siempre se ha asociado al bien, a la paz, entonces : ¿la naturaleza es buena de por sí? si es así, todos los humanos seriamos buenos, pero como bien sabemos, no es así. La inteligencia es la causante del mal, acabamos por decir.

    Pero la inteligencia también es la llave de muchas puertas, una bendición de doble filo. Tal y como dije en otras entradas, nos abre también la puerta al miedo. El conocimiento del desconocimiento nos pone muy nerviosos, el tener una infinitud de espacio y de tiempo tras nuestra existencia nos hace sentir diminutos y el concepto se nos hace muy grande para nuestra pequeña mente. ¿Y qué se hace para evitar esa crisis vital?. Pues vivir, irónicamente.

    Todo, al fin y al cabo, se reduce a pequeñas cosas, átomos, personas, elementos...y nos despreocupamos, dejando pasar el tiempo entre nuestros dedos con la suavidad de la arena o el sabor de un café latte bien hecho.

  2. 0 chuminadas:

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