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  1. Tempus fugit

    domingo, 15 de enero de 2012

    ¿Qué harías si te quedaran 1000 años de vida y no lo supieras?

    Probablemente vivirías una vida normal, o relativamente normal, y despues, ¿qué?.

    Cuando llegaras a los 80-90 años, verías a tus amigos morir. A tu mujer, si tuvieras. Verías morir tus recuerdos, tus seres queridos, y te quedarías cada vez más atrapado en un mundo que va demasiado rápido para tu forma de ver la vida. ¿Podrías soportarlo?.

    La vida está diseñada para no sobrevivir a tus descendientes. Salvo por una causa accidental o antinatural, eso no suele, ni debe ocurrir. La destrucción del ciclo de la vida y del tiempo es enorme en esos casos. Tantas enseñanzas, consejos, tirados a la basura por una bala perdida o una rara enfermedad.

    A lo que voy es: esos consejos que le puedas dar a tu hijo, esos momentos vividos, esos objetivos planteados, el esfuerzo como concepto y como acción, el tiempo, están escritos en nuestro cerebro con la finalidad de ser utilizados para ser feliz. Pero el ser feliz es el final.

    Como nadie nunca es feliz del todo salvo 2 ó 3, quizás 4 días de su vida, nunca nadie se plantea la pregunta de : vale, soy feliz, ¿y ahora qué?. Con todo el tiempo del mundo, probablemente encontraras la forma de ser feliz eternamente, cada vez necesitando menos cosas para serlo.

    Cuando ya no necesites nada para ser feliz, ¿qué harás?.

    Tú solo sentado en una sencilla silla de madera en mitad de una carretera a las 5 a.m. Pero eres inmensamente feliz. ¿Por qué?. Por el hecho de estar sentado en una silla en mitad de una carretera a las 5.a.m, no necesitas más, pero si lo hicieras todos los días, te acabarías aburriendo. Uno se puede aburrir de la vida, aunque sea duro de creer.

    El mundo es dolor, movimiento, y felicidad. Si la felicidad dura poco, y el movimiento del tiempo se parase, sólo quedaría dolor. Y entonces alguien pensará, ¿y si fuera al revés?. Si el movimiento del tiempo se parase, y no hubiera sufrimiento, la felicidad sería eterna. Pero resulta que no queremos.

    El ser humano quiere morir. Quiere morir contento, sabiendo que vivió una vida llena de anécdotas y recuerdos, que contó a sus hijos y nietos, que ayudó a otras personas, y amó a una persona, o más de una, con todas sus fuerzas. Morir es la salvación de la vida eterna. Es un regalo para luchar contra nuestra naturaleza inquieta y que se aburre fácilmente. Hay que tomáserlo como el fin de la contrarreloj, pero sin obsesionarnos con ella. Es como el final del examen, tienes que dar lo mejor de tí en su duración, volcar y utilizar lo aprendido, quizás ayudar a otros, arriesgando tu propia nota, de tal forma, que cuando entregues, salgas pensando : lo hice bien y hasta pudiera haber terminado antes, estoy contento.

    No hay que tener miedo de la muerte, si no de no vivir. Piensa en lo que sufrirías si no murieras, y piensa lo que sufrirás si no vives de verdad. La muerte como término cruel y de fin violento es conceptual. La única vía es vivir. Quizás mueras mañana de un navajazo mal dirigido, de un atropello, o quizás vivas más de lo necesario, todo accidental, antinatural, y por tanto, un fallo en el código.

    El ciclo de la vida es perfecto, en todos sus ámbitos, aunque intentemos destruirlo. Que mueran los animales, los árboles, por culpa nuestra,da igual, la vida seguirá muriendo y naciendo, aunque tan sólo bajo nuestra forma. Cuando no nos quede qué comer, qué beber, o aunque lo hubiera, no quedara el qué descubrir, o la vida se hubiera falseado demasiado, nuestro suicidio sería natural. La vida hubiera acabado (suponiendo que no hubiera aliens), y quizás resurja en otro planeta, bajo otras formas, pero las leyes serían las mismas.

    Los seres vivos pueden morir, nacer, moverse, sentir, tocar, y extinguirse por voluntad propia. Lo que no cambiará jamás es el código que rige el mundo. Resulta que al final el tiempo tiene un compañero inmortal, la naturaleza. Papá y mamá.

    El tiempo es disciplinado y omnipresente, la naturaleza es sabia, aunque a veces no se comprenda. Tan sólo siguiendo sus directrices, lograremos ser felices. Como un niño, sólo cuando escucha a sus padres aprende a hacer las cosas y hacerlas bien. Cuando contemples un paisaje, una catástrofe, cuando escuches un reloj, cuando creas que se detiene el tiempo, es entonces, sólo entonces, cuando lees el libro de la Vida.

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